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URGENTE: Nuevos pasos de las élites occidentales hacia la guerra abierta contra Rusia 18 junio, 2024

Posted by Domingo in Relaciones Internacionales, Soberanía.
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Fuente: https://www.lamoncloa.gob.es/multimedia/fotos/presidente/PublishingImages/2024/150624-sanchez-cumbre-ucrania-paz6.JPG?RenditionID=34

La creciente y cada vez más peligrosa implicación de las élites europeas y estadounidenses en el conflicto de la OTAN contra Rusia en Ucrania exige seguir analizando sus pasos hacia la guerra y el contexto en que se desarrollan. Tenemos una razón muy poderosa para ello. Serán los dirigentes quienes conduzcan a los pueblos de Europa a un conflicto armado de consecuencias imprevisibles, pero serán esos pueblos, y sólo ellos, quienes lo sufran con todo el horror imaginable.

A medida que las fuerzas rusas avanzan lentamente y con muchas dificultades en los diversos frentes de Ucrania, las élites políticas occidentales (aunque no todas) siguen alimentando y escalando el conflicto. Continúan enviando nuevos paquetes milmillonarios de ayuda, con armas cada vez más sofisticadas que difícilmente pueden manejar los ucranianos por sí mismos sin un prolongado proceso de formación, lo que sugiere la implicación directa de especialistas de la OTAN. Están permitiendo a las fuerzas de Kiev atacar el territorio profundo ruso con misiles de largo alcance de fabricación occidental. Y asimismo siguen especulando con el despliegue de fuerzas propias para combatir contra los rusos, quienes aseguran que eso ya está sucediendo hace tiempo. Todo ello se está haciendo pese a las reiteradas advertencias del Kremlin, presentadas como “amenazas” por los medios occidentales.

Es muy cierto que Ucrania tiene derecho a defenderse. Pero no lo es tanto que “los ucranianos están pidiendo más armas”, como le espetó hace unos días un conocido periodista radiofónico a Irene Montero cuando ella reclamó el cese de la entrega de armamento a Ucrania. Esas exigencias provienen de las autoridades de Kiev, pero no de “los ucranianos”, que ya no se presentan voluntarios para luchar en el frente desde hace unos cuantos meses. Por eso el gobierno de Zelenski ha promulgado una ley de movilización que, en la práctica, está ejecutándose a base de secuestros callejeros de hombres en edad militar (a los que se opone un creciente número de ciudadanas y ciudadanos). Y también está presionando a los que se encuentran en el extranjero (unos 800.000 hombres mayores de 18 años), obligándoles a renovar sus pasaportes exclusivamente en territorio ucraniano. Las ganas de luchar de la mayoría ya no son las mismas que al comienzo de la invasión rusa.

¿Y las de los jóvenes europeos? En el continente, 14 Estados mantienen el servicio militar obligatorio (incluyendo Turquía), aunque con distintas modalidades en cuanto al porcentaje de cada cohorte que es llamado a filas. Y en algunos de ellos, como en Suecia, sus autoridades están preocupadas por la cantidad de jóvenes que alegan enfermedades para no incorporarse al servicio militar. Salvo Turquía, los países con mili obligatoria poseen un volumen de población bastante reducido, lo que limita bastante el tamaño de sus fuerzas armadas. Entre ellos, Grecia cuenta con el mayor número de soldados activos en 2024 (unos 142.000). Pero esa cifra la sitúa en el remoto puesto número 40 en el ranking de los ejércitos más grandes del mundo.

Los países europeos más poblados y, en consecuencia, con unas fuerzas armadas más numerosas disponen de ejércitos profesionales formados por voluntarios. Pero eso tampoco los coloca en posiciones privilegiadas en aquella clasificación: Polonia ocupa el puesto número 25, Francia el 26, Gran Bretaña el 30, Alemania el 31, e Italia el 35. Además, todos ellos tampoco encuentran suficientes aspirantes con que cubrir las plazas previstas, incluidos los Estados Unidos de Norteamérica (con el tercer ejército más grande del mundo), que sufren este problema desde hace dos décadas. Por diversos motivos, los jóvenes occidentales no parecen estar muy dispuestos a participar en las aventuras bélicas soñadas por sus dirigentes políticos.

No es extraño, pues, que la implantación del servicio militar obligatorio esté rondando las cabezas de esos dirigentes en Alemania, Francia, el Reino Unido y Polonia, además de en Rumanía y Serbia. En varios de esos países (también en España) se están publicando encuestas (elaboradas con desigual rigor) cuyos resultados respaldarían esa decisión. Pero reflejan supuestamente la opinión de las sociedades en su conjunto (cuando no de los lectores de determinados medios) y no el parecer de los jóvenes en particular.

Pese a ello, o precisamente por ello, las autoridades europeas persisten en la militarización de sus países aumentando sus gastos en defensa, y militarizando también su propio discurso. Y Josep Borrell ha vuelto a destacar en ese empeño. En una reciente entrevista rescató del pasado la disyuntiva entre “cañones” y “mantequilla”, para concluir que a veces, si no tienes cañones, te quedas sin mantequilla. Al margen de su simpleza, la autoría original de ese aforismo se atribuye a William Jennings Bryan, Secretario de Estado norteamericano entre 1913 y 1915. Pero fueron Joseph Goebbels, Herman Göring y Benito Mussolini los que lo usaron con más profusión pocos años antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. ¿En cuál de ellos se inspiró Borrell? Aunque lo más trascendente no es determinar su fuente de inspiración, sino los contextos históricos en que se pronunciaron esas palabras: en los prolegómenos de las dos guerras más devastadoras que han sufrido los pueblos del mundo y especialmente los europeos.

Por mucho que las élites occidentales sigan responsabilizando exclusivamente al Kremlin de la guerra de Ucrania, son ellas y únicamente ellas quienes están empujando a sus pueblos hacia el abismo de una nueva conflagración de proporciones descomunales. La conferencia internacional para la paz en Ucrania recién celebrada en Suiza lo confirma sin ningún género de dudas.

Apenas 24 horas antes de la apertura de esa cumbre, Vladimir Putin hizo públicas las condiciones del Kremlin para sentarse a negociar la paz con Kiev. Como era de esperar, han sido bastante más draconianas que las acordadas por ambos contendientes en abril de 2022 en Estambul, y que los dirigentes ucranianos al final rechazaron alentados por los británicos y los estadounidenses. Y, como también era de esperar, las élites políticas de la OTAN han desestimado la propuesta rusa rotundamente y de inmediato. Pero ellos no ignoran que cada parte presenta sus exigencias máximas al inicio de un proceso de negociación, para ir realizando concesiones mutuas hasta llegar a un acuerdo final. Por esa razón el plan de paz que Zelenski llevó a Suiza comienza con la retirada de las fuerzas rusas hasta las fronteras de 1991 como condición previa a cualquier clase de diálogo con Moscú, pese a que las tropas ucranianas van de derrota en derrota hace más de seis meses.

A esa reunión asistieron 92 Estados soberanos, poco menos de la mitad de todos los países independientes del mundo, lo que constituye un buen dato. Pero se han ausentado algo más de 100 a una convocatoria que pretendía ser global, lo que relativiza su éxito en buena medida. Participaron 57 jefes de Estado y de Gobierno, 29 ministros y 6 embajadores (de Indonesia, Filipinas, Emiratos Árabes Unidos, Israel, Sudáfrica, y Brasil como observador). Sólo se presentaron dos gobiernos africanos: Kenia y Ghana. El primer ministro ghanés subrayó la necesidad de respetar y garantizar por igual la seguridad de Ucrania y de Rusia. Y el presidente keniano criticó con dureza la congelación de activos rusos en bancos occidentales y la ausencia de Rusia en la reunión, reproche al que se sumaron la delegación turca y otras muchas no europeas.

Los dirigentes europeos acudieron masivamente y con mucho entusiasmo. Pero todos los observadores, además de los propios anfitriones, han reconocido la ausencia masiva del Sur Global, especialmente de China, lo que merma aún más el carácter mundial que Zelenski quiso darle al encuentro. Aunque la exclusión de Rusia de la conferencia (no fue invitada) termina por negar del todo su supuesta finalidad. Es imposible negociar la paz a espaldas de uno de los beligerantes, si acaso únicamente su derrota, como sucedió en las conferencias de Teherán (1943), Quebec (1944), Yalta (1945) y Potsdam (1945). Por eso el presidente colombiano Gustavo Petro canceló a última hora su asistencia, alegando que el propósito de la reunión era extender la guerra y no encontrar caminos dialogados hacia la paz. Y también por eso 12 participantes no firmaron la declaración final, entre ellos Brasil, México, Sudáfrica, Arabia Saudí, Tailandia, India o El Vaticano.

Las élites occidentales están ensanchando el camino hacia la guerra y parecen bastante dispuestas a que sus jóvenes lo transiten y mueran por decenas de miles al hacerlo. Así que la mejor esperanza para la paz está depositada en esos jóvenes, en sus familiares, en los pueblos de Europa.

Domingo Marrero Urbín

(Colaborador de O Olho da História entre 2005 y 2018)

URGENTE: Josep Borrell, otra amenaza para Europa 11 May, 2024

Posted by Domingo in Relaciones Internacionales, Soberanía.
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Fuente: https://commons.m.wikimedia.org/wiki/File:Josep_Borrell_%26_Oleg_Kiper,_2023.jpg

Hace unos días Josep Borrell ha declarado públicamente en un centro de estudios de la Universidad de Oxford que Rusia es el mayor riesgo existencial para Europa. Con ello persiste en su retórica belicista. Pero merece la pena detenerse en el significado de esa afirmación aunque sólo sea en unas pocas líneas. Borrell ha afirmado sin despeinarse que la Federación Rusa quiere y puede destruir Europa. Así, según el Alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, el Kremlin no sólo mantendría ese propósito sino que también dispondría de los medios suficientes para llevarlo a cabo.

En cuanto a sus recursos militares, es cierto que Rusia cuenta con unas fuerzas armadas muy poderosas. Sin embargo, la experiencia de la invasión de Ucrania está evidenciando sus enormes dificultades para lograr una victoria más o menos rápida sobre un enemigo claramente inferior. Ciertamente el respaldo masivo de Occidente a Ucrania en información, entrenamiento, dinero y armas de todo tipo (al menos desde 2014) está aumentando tales dificultades. Pero basta recordar la retirada estadounidense (y de sus aliados) de Afganistán en 2021 tras dos décadas de ocupación y guerra para comprender que una victoria absoluta es ya prácticamente imposible por muy desiguales que sean las capacidades de ambos beligerantes. Por tanto, la destrucción de Europa, con una mayoría de Estados miembros de la OTAN, es simplemente imposible, al menos con medios convencionales.

¿Están dispuestos los dirigentes rusos a emplear masivamente su arsenal nuclear para aniquilar Europa? Su doctrina nuclear únicamente considera esa posibilidad en el caso de que, asimismo, exista una amenaza existencial para Rusia. ¿Está dispuesta la OTAN a destruirla? Hasta la aniquilación, no. Pero sí se ha propuesto debilitarla y desmembrarla, como han repetido muchos dirigentes estadounidenses. Ésa era inicialmente la función de la guerra de Ucrania. Pero un ataque nuclear de Moscú contra Europa sin que medie esa amenaza existencial es imposible, porque supondría igualmente la destrucción de Rusia: además de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña también cuentan con armamento nuclear.

¿Pero existe en Moscú la voluntad de aniquilar Europa? En el pasado nunca existió y menos aún en el presente. Las relaciones de mutua dependencia son tan consistentes que ni la invasión de Ucrania, ni las interminables sanciones unilaterales contra Rusia han conseguido diluirlas por completo. Y un ejemplo es suficiente. A mediados de 2023 las importaciones europeas de gas natural licuado (GNL) ruso habían aumentado un 39,5% con respecto a 2021. Y tres países europeos se situaron entre los cinco primeros compradores globales: España (el segundo), Bélgica (el tercero) y Francia (el quinto). El 52% de las exportaciones rusas de GNL entre enero y julio de 2023 se dirigieron a la UE. Por tanto, la hipocresía de Borrell, conocedor de estos datos, tiene menos límites que las compras europeas de GNL ruso.

A nadie se le oculta, y a Borrell menos todavía, que la guerra de Ucrania ha servido a Estados Unidos para debilitar y subordinar a Europa económicamente. Un hito muy relevante de ese proceso fue la voladura de los gasoductos Nord Stream por fuerzas estadounidenses en septiembre de 2022, algo que había anunciado el propio Biden 20 días antes de la invasión de Ucrania y que se había planificado desde diciembre de 2021. A ello se debe añadir el plan de la Casa Blanca para atraer grandes empresas industriales europeas a suelo norteamericano, si bien la UE respondió enseguida con un proyecto muy similar, incluso en el volumen de dinero que se invertiría en él. Borrell también sabe que Donald Trump fue un entusiasta valedor del Brexit y que Biden, aunque no lo apoyó explícitamente, considera al Reino Unido un socio privilegiado frente al resto de Europa. Y seguro que tampoco ha olvidado el que se joda la UE de Victoria Nuland durante el golpe del Euromaidán en 2014 bajo el mandato de Obama. Tras la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos fue uno de los principales impulsores de la integración europea. Sin embargo, los anteriores ejemplos revelan en qué medida el compromiso histórico de la Casa Blanca con ella tiene unos límites muy precisos: sus propios intereses nacionales como potencia hegemónica.

Además, Washington igualmente ha debilitado y sometido todavía más a sus intereses la política exterior europea. Antes de la invasión de Ucrania ya había conseguido que sus socios trasatlánticos declararan a Rusia una amenaza para Occidente. Pero también a China, que es la primera fuente de las importaciones de la UE. Aunque el caso más infame, y con mucha diferencia, es la pasividad cómplice europea con el genocidio que está perpetrando Israel contra el pueblo palestino con el respaldo militar y diplomático estadounidense. Y las declaraciones de Borrell sobre el asunto son sólo palabras huecas mientras la UE no dé un paso concreto y efectivo para terminar con esa masacre.

Ese sometimiento a los intereses de Washington tiene su correlato en la ocupación militar del territorio europeo por fuerzas estadounidenses. En 2022, tres décadas después de la disolución del Pacto de Varsovia, el Pentágono aún mantenía desplegados 80.000 soldados en Europa (incrementados después hasta 100.000) distribuidos en al menos 275 bases e instalaciones. Y en 2014, antes del Euromaidán, eran 65.000. No es necesario dudar de su función defensiva, aunque es lícito preguntarse frente a qué amenaza. Tampoco se puede negar que esos efectivos han supuesto un obstáculo para la formación de unas fuerzas armadas unificadas europeas. Y sin duda constituyen igualmente un poderoso instrumento coercitivo para cualquier país que democráticamente pudiera impugnar el sometimiento de sus relaciones internacionales a los dictados de la Casa Blanca. El espionaje estadounidense a diversos dirigentes europeos entre 2012 y 2014 (Angela Merkel fue una de ellos) manifiesta claramente en qué medida esa posibilidad inquieta bastante a las élites de Washington.

Puede que Estados Unidos no constituya exactamente un peligro existencial para Europa (aunque una encuesta mundial de 2013 lo señalaba como la principal amenaza para la paz mundial). Pero, sin duda alguna, es muy mal amigo. Y eso también lo sabe Josep Borrell, quien se ha convertido en otro riesgo para Europa.

Domingo Marrero Urbín

(Colaborador de O Olho da História entre 2005 y 2018)

Nuevo texto sobre el belicismo de los dirigentes políticos occidentales 3 May, 2024

Posted by Domingo in Capitalismo, Relaciones Internacionales, Soberanía.
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Fuente: https://creazilla.com/nodes/7117982-prado-los-desastres-de-la-guerra-no-02-con-razon-o-sin-ella-illustration

Hace unas cuantas semanas que una serie de dirigentes políticos estadounidenses y europeos están haciendo sonar los tambores de guerra en toda Europa con el pretexto de defender Ucrania de la invasión rusa. Sobre esto he publicado un nuevo texto en la sección de asuntos internacionales.

Nuevo texto sobre el debate en las izquierdas acerca del imperialismo ruso. 29 marzo, 2024

Posted by Domingo in Relaciones Internacionales.
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Imperio ruso en 1867. Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Imperio_Ruso.PNG

La invasión rusa de Ucrania ha generado en la izquierda internacional un debate acerca del imperialismo ruso. En la sección de relaciones internacionales hemos publicado un nuevo texto analizando esa controversia.

URGENTE: Las élites políticas europeas, entre la cobardía y la hipocresía 27 febrero, 2024

Posted by Domingo in Relaciones Internacionales, Resultados electorales.
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Fuente: https://diariored.canalred.tv/editorial/ursula-von-der-leyen-justifica-crimenes-de-guerra/

El próximo mes de junio se celebrarán unas nuevas elecciones al Parlamento Europeo. Esa Cámara no posee funciones legislativas, pero es la responsable de dar el visto bueno a la persona que presidirá la Comisión Europea (una especie de poder ejecutivo con amplias facultades legislativas) y después al resto de integrantes de la Comisión propuestos por su presidencia.

La actual coyuntura histórica ha convertido las próximas elecciones en una de las más decisivas en los 45 años de existencia del Parlamento, que representa a los casi 450 millones de habitantes de la UE. Muchos ya han señalado su trascendencia como una oportunidad para frenar el ascenso paulatino de la ultraderecha en las instituciones de la Unión. Pero habría que añadir algo aún más importante. También será una ocasión singular para desalojar la cobardía y, lo que es peor, la hipocresía del gobierno europeo.

El seguidismo de los dirigentes de la UE a los dictados de la Casa Blanca en su dilatada campaña de acoso y derribo contra Rusia es ya un hecho contrastado que pocos se atreven a discutir. Ninguno de esos gobernantes puede alegar sin mentir su desconocimiento de la doctrina Wolfowitz (1992) o del informe de la Corporación Rand de 2019, por citar sólo dos ejemplos de ese hostigamiento planificado con el propósito de desgastar al gigante euroasiático. Pese a ello, las sanciones a Moscú están dañando sobre todo a la ciudadanía europea. Ya han supuesto una caída del PIB al borde de la recesión, un aumento de la inflación, 185.000 millones de euros solamente en sobrecostes energéticos… Nadie ha consultado a esa ciudadanía sobre la conveniencia de apoyar financiera y militarmente a Ucrania, que ya ha consumido 138.000 millones de euros, a los que se sumarán otros 50.000 millones aprobados recientemente. Y a esto se debe añadir el aumento desaforado de los gastos militares (siempre previos al estallido de una guerra), que beneficiará en gran medida al complejo militar-industrial estadounidense. La Comisión Europea está gobernando contra sus propios pueblos y está dirigiendo la Unión hacia un suicidio colectivo. ¡Y todavía tienen el cuajo de agitar el espantajo de la amenaza rusa!

Todo esto podría atribuirse a la cobardía, cierta, de las élites políticas europeas. Pero su papel en el genocidio que está perpetrando el Estado sionista de Israel contra el pueblo palestino también deja entrever grandes dosis de hipocresía. Todos los argumentos favorables a la ayuda militar y financiera a Ucrania y a las sanciones contra Rusia se desvanecen como el humo cuando se trata de reconocer el Estado palestino (aunque 130 países ya lo han hecho) y de penalizar de alguna manera a Tel Aviv. Definitivamente, la Comisión Europea no es más que una delegación de la Casa Blanca al otro lado del Atlántico.

En ese contexto, la decisión sobre a qué partidos votar en la próximas elecciones europeas no es sencilla por varios motivos. Por un lado, las formaciones políticas más renuentes a continuar apoyando a Ucrania (por ejemplo, en Hungría y Eslovaquia) son precisamente las de extrema derecha. Por otro lado, la izquierda se encuentra dividida entre quienes mantienen su respaldo a Kiev (que ya es un régimen filonazi) y los que se han negado desde el principio al envío de armas a Ucrania (aunque sí ayuda humanitaria), como lo hicieron paradójicamente unos cuantos militares europeos de alta graduación que seguramente no son izquierdistas.

Todo parece muy complicado hasta que topamos con el horror de Palestina. La extrema derecha y los conservadores en general se han posicionado sin dudarlo con el Estado genocida. Por su parte, los partidos progresistas, especialmente los que se hallan a la izquierda de la socialdemocracia, están exigiendo con total razón la ruptura diplomática y comercial con Israel. Fuera de Europa, como en Iberoamérica (léase Colombia, Bolivia, México o Brasil), la misma izquierda no ha tenido problema alguno en negar la asistencia militar a Ucrania (no así la humanitaria) y al mismo tiempo condenar enérgicamente el genocidio en Gaza, rompiendo sus relaciones diplomáticas algunos de ellos y enfrentándose de paso con Washington.

¿Qué partidos han tenido la valentía y la integridad necesarias para oponerse al apoyo militar a Ucrania y simultáneamente condenar el genocidio del pueblo palestino? ¿Qué organizaciones políticas quieren devolver la soberanía europea a sus legítimos dueños, a sus propios ciudadanos? Quizás no sean abundantes, pero sí suficientes para ocupar muchos escaños en el Parlamento Europeo.

Corren tiempos particularmente críticos, con un orden mundial en plena transformación. Y romper con la subordinación a los intereses de las élites estadounidenses es un medio para salir de la indignidad y la creciente soledad internacionales que sufre Europa. Lo otro es dejarse arrastrar al fango por una potencia decadente que jamás ha deseado contar con Estados amigos y aliados, sino vasallos.

Domingo Marrero Urbín

(Colaborador de O Olho da História entre 2005 y 2018)